sábado, 17 de julio de 2010

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La lluvia comienza al instante, especulaciones del por que inundan la escena oscura del lugar. Las primeras palabras, las primeras miradas, los primeros acercamientos, ahí, bajo las luces parpadeantes, la música resonante. Al juego se había vuelto serio en un instante, tu mirada provocadora, tus labios incitantes, tan cerca. Mi vida pasada se convirtió en una sombra arraigada en los recuerdos, convertida en imágenes pobres de un moribundo ayer, ¿incorrecto? ¿Equivocado? ¿Peligroso? No lo sabía, el deseo me llamaba, tu mirada me atrapaba, paso en un instante y tus tímidos labios se mojaron una vez, mi cuerpo se acerco más al tuyo, miedo y confusión se apoderaron de mi.
La noche acabo, la oportunidad perfecta se había presentado, deje de lado el miedo, los pensamientos y deje el paso al deseo y al sentimiento. No hubo resistencia, no hubo nada más, suaves y húmedos, tus labios cedieron y desde el fondo esa sensación tranquila y renovada. Tu imagen y olor por dos días habitaron mi mente, el juego dejo de ser juego y mis labios volvieron buscarte, el miedo llego de nuevo, y aceptamos el reto, disfrutamos, solo eso, hasta el fin.