viernes, 23 de abril de 2010

LA ESPERA

El día eclipsa, el sol se oculta tras su luminoso legado moribundo, la luna emerge tímida en la lejanía, el tiempo pasa lento. Había pasado la mita del tiempo pensando en ti y la otra mitad tratando de recordar tu aroma, tu sonrisa y tu voz. La primera estrella me invita a imaginarte, ardes en mi pecho con radiante fuego rosa, la noche cae lenta, atrae más estrellas. Me sumerjo en la infinita bóveda de chispas parpadeantes que aparecen intempestivamente, dibujan discretamente tu rostro, el éter lleva tu aroma y el viento canta tu nombre. El infinito llega hasta ti y la eternidad te busca, preso en tu recuerdo te invento mil veces solo para mí, te anhelo dulce alma ajena. Preso en el tiempo de mi propio destino añorando el momento de volverte a ver, confundido, extasiado, desesperado. Las estrellas danzan en la lejanía, claman tu presencia, impotentes, alteradas por no poder tenerte, la noche avanza, mi alma te clama.
Recreo el momento, tus palabras, tu mirada, coqueta, dulce, bella. Tu sabor derramado en mis labios, me haces vibrar, tu abrazo atrapando mi corazón, tus manos estrechando mi ser. La noche avanza, la luna canta, las estrellas te llaman, mi voz susurra tu nombre. La noche suspira moribunda, mi mente aun te imagina, mi alma aun te llama, sumergido en la eternidad, muriendo de ansiedad.

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