lunes, 6 de julio de 2009

ME ENAMORE DE LA LUNA (PARTE2)

Desdicha la mía la de la noche más estrellada, cuando se me arrebato mi precioso destino. Acostumbrábamos pasear por el lecho de un pequeño arrollo, cada noche antes del amanecer nos despedíamos con tristeza, se elevaba a los cielos y caía en su sueño hasta la siguiente noche. Esa vez caminamos más de lo acostumbrado, dejándonos llevar por nuestras emociones, entre caricias y abrazos, entre mis versos y mi admiración nos descubrió el día, engalanado por el Sol. No pude evitar notar la gracia en el rostro de mi amada Luna al ver sus resplandecientes halos de luz ardiente, mayor envidia no he conocido en esta vida.
Desde aquel entonces la Luna subió al cielo y se alejo de este mundo para poder admirar más a su cálida novedad. Ahí esta, aun engalanada por las estrellas, con su mirada observando al Sol, esperando el día en que este pueda extinguir sus llamas para poder abrazarlo con todas sus ganas, espera paciente, envuelta en los tibios rayos de su nuevo amante diurno, mientras yo le canto cada noche desde aquella colina que un día me uniera a ella, admirándola, amándola, tratando de alcanzarla una vez más desde aquí, en mi mundo mortal.

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